lunes, 7 de julio de 2014

Ceferino Namuncurá, el príncipe de las Pampas 3 / 3


Legado

Luego de años de investigaciones eclesiásticas, en 1972 el Papa Pablo VI dictó el decreto de Heroicidad de Virtudes y declaró Venerable a Ceferino Namuncurá, en reconocimiento a la radicalidad con que el joven había practicado las virtudes teologales, cardinales y anexas reconocidas por la Iglesia Católica. Ceferino vivió inspirado por la santidad, y así lo revelan su perseverancia en la fidelidad a Cristo en la prosperidad y en la adversidad, la constancia en el cumplimiento de los propios deberes, su profunda piedad, la alegría que lo animaba y que procuraba infundir a los demás, su pureza, el compañerismo y disposición a la entrega al prójimo con diligencia, y la notable fortaleza demostrada por él incluso ante la muerte.

Para la aprobación del decreto de beatificación era necesaria la constatación de un milagro documentado, sometido a examen riguroso por parte de especialistas competentes (médicos, teólogos). En el año 2000 –año de Jubileo Cristiano- el milagro se produjo: la curación inmediata, total y permanente del cáncer de útero que amenazaba la vida de una joven cordobesa, sin otra explicación posible que la intercesión de Ceferino.

Se ha cumplido el deseo que expresara Manuel Gálvez en El santito de la toldería (1947): “Magnífico sería para nuestra patria la beatificación del hijo de la pampa”. En 2007, el Papa Benedicto XVI declaró Beato a Ceferino Namuncurá; para la canonización (reconocimiento como santo), se requiere la constatación de un segundo milagro posterior a esta instancia.

Tanto las referencias de quienes lo conocieron como los escritos y el epistolario conservado dan fe del amor de este joven mestizo y criollo para con su pueblo. Su identidad aborigen y su condición de fervoroso católico brillaban con armonía. Ceferino tuvo por anhelo ser sacerdote y regresar a la Patria junto a sus hermanos de sangre para continuar la obra evangelizadora que él mismo había conocido. Hoy, su testimonio ilumina a la Argentina toda y se proyecta al mundo como modelo para la juventud.

Ceferino nos ha legado la responsabilidad heroica de buscar servir a nuestra Patria forjando los valores cristianos. Y con su ejemplo nos muestra que aun las circunstancias ordinarias, vividas de manera extraordinaria, por obra de la Gracia, pueden adquirir dimensiones épicas.