La
dinastía de los Curá
Hacia
1830, el Gran Cacique mapuche Calfucurá
(“piedra azul”), abuelo de Ceferino Namuncurá, cruzó a las
Pampas acatando la convocatoria del gobernador Juan
Manuel de Rosas de unírsele como
aliado.
Rosas,
gran conocedor del mundo indígena, intentó
promover una política de pacificación de los aborígenes que
comprendía alianzas con sus caciques para posibilitar el avance
hacia el sur. Su proyecto contempló la educación en el trabajo y la
asistencia sanitaria y humanitaria para los aborígenes, en el marco
de un plan para integrarlos plenamente a la nación. Asimismo, Rosas
tenía como objetivos extender las fronteras pacificadas, brindar más
seguridad a los pobladores de las zonas limítrofes y generar
condiciones favorables para el desarrollo económico, especialmente
agrícola.
Calfucurá,
a quien se le había otorgado el rango de
Coronel del Ejército de la Confederación Argentina, asistió a
Rosas con guerreros en la batalla de Caseros (1852). Tras la caída
del gobierno de Rosas, entre otras penosas consecuencias, fueron
abandonadas las políticas de integración de los aborígenes, para
dar lugar a disposiciones que propiciaban la exclusión y eliminación
del elemento indígena. En consecuencia, recrudecieron los malones y
los enfrentamientos.
En
1872, ante el incumplimiento de pactos de
paz acordados, Calfucurá declaró formalmente la guerra al masónico
gobierno de Domingo Faustino Sarmiento, pero fue derrotado en la
batalla de San Carlos. Murió en 1873 y lo sucedió en su campaña y
como Gran Cacique en el reino de Salinas Grandes su hijo Manuel
Namuncurá, “pie de piedra” (1811 –
1908), quien igual que su antecesor sería conocido como “rey de
las Pampas”. Namuncurá se alzó contra Buenos Aires, pero en 1878
fue vencido por Nicolás Levalle, subordinado de Julio Argentino
Roca. En 1884 se rindió definitivamente. En Buenos Aires recibió el
grado de Coronel de la Nación y se le otorgaron tierras en Chimpay
(Río Negro); luego se retiró a las tierras de San Ignacio, en
Aluminé (Neuquén).
Durante
una misión realizada por los salesianos a
la región de Aluminé, siendo un hombre anciano, Namuncurá recibió
la Confirmación y la Primera Comunión, y su tribu fue catequizada y
bautizada. Monseñor Juan Cagliero refirió que en aquella jornada el
cacique, con júbilo, iba diciendo: “yo
muy contento, yo vivir cristiano, mi familia también, yo buen
argentino, y mi gente queriendo ser cristianos todos; ahora poder
morir feliz, morir ahora buen cristiano”.
Ceferino y Mons. Cagliero |
Algunos años antes, el Padre Domingo Milanesio, misionero conocido como “el apóstol de los aborígenes”, había bautizado al hijo del cacique y de Rosario Burgos: Ceferino Namuncurá, nacido en Chimpay el 26 de agosto de 1886. Sobre el bautismo de Ceferino, celebrado en vísperas de Navidad en 1888, señaló Manuel Gálvez: “(…) ese 24 de diciembre será un día glorioso para las pampas, para los indios y para la Patria Argentina. Porque ese día queda marcado como cristiano (…) el más maravilloso y perfecto de los cristianos que ha habido en estas tierras”. En efecto, aquel día signaría el destino de Ceferino, vástago de la aguerrida estirpe de los Curá y príncipe de las Pampas.