*Por Leonardo Castellani
Hay casos en que el mismo Dios parece
que no puede salir y está envarado
y hay casos que parece que obedece
Dios a una ley que Él mismo se habrá dado...
que no puede salir y está envarado
y hay casos que parece que obedece
Dios a una ley que Él mismo se habrá dado...
Y hay veces que parece que perece
todo un mundo, y un hombre ¿qué es al lado?
y un hombre entonces se empeñó, y ofrece
sostén de Dios el costillar cansado.
todo un mundo, y un hombre ¿qué es al lado?
y un hombre entonces se empeñó, y ofrece
sostén de Dios el costillar cansado.
Como a Jesús el ángel en el Huerto
sostiene un hombre a Dios y así confiesa
si no su gloria, su existencia cierto.
sostiene un hombre a Dios y así confiesa
si no su gloria, su existencia cierto.
Está en silencio inmóvil, pero reza
camina y habla pero como muerto,
todos se ríen, todo apoyo cesa...
camina y habla pero como muerto,
todos se ríen, todo apoyo cesa...
Y él como el estilita* en el desierto,
aguanta el cielo sobre su cabeza.
aguanta el cielo sobre su cabeza.
13 de mayo de 1942
*Estilita.
(Del gr. στυλίτης).
Adj. Dicho de un
anacoreta: que por mayor austeridad vivía sobre una columna (RAE).
Los estilitas fueron monjes cristianos solitarios que vivieron en el
Medio Oriente a partir del siglo V. Transcurrían su vida de oración
y penitencia sobre una plataforma colocada en la cima de una columna
(stylos, en griego). Esta práctica fue bastante habitual en
el Oriente cristiano, especialmente en las cercanías de Antioquía y
en Siria.
San Cristóbal
San Cristóbal es
uno de los Catorce Santos Auxiliadores. Su nombre significa
Portacristo, es decir, portador de Cristo o el que
lleva a Cristo. Este nombre recuerda el hecho de haber llevado al
Niño Jesús en sus hombros para ayudarlo a atravesar un río
caudaloso, de acuerdo a la tradición. Padeció el martirio a
mediados del siglo III, en el Asia Menor.
El culto a San Cristóbal
de Licia es de origen oriental y llegó a Occidente después del
siglo V. De Constantinopla pasó a Sicilia y de allí a Europa
Occidental. Fue uno de los santos más venerados durante la Edad
Media y se lo representó en cuadros, murales, esculturas y
ornamentaciones de diverso tipo, en iglesias y en murallas de
ciudades. En su honor se hicieron templos y monasterios, tanto en
Oriente como en Occidente.
Su culto perdura
hasta la actualidad. Por ser patrono de los viajeros, los
automovilistas lo celebran como protector suyo y muchos adornan sus
vehículos con la medalla del santo.
* * *
Poco se sabe con
certeza de la vida de San Cristóbal mártir (Cristóbal de Licia), y
existen distintas tradiciones cristianas al respecto. La tradición
católica, transmitida principalmente por la Legenda Aurea (ca.
1282), una compilación de relatos hagiográficos reunidos por
el arzobispo dominico italiano Jacobo de la Vorágine en el siglo
XIII, lo describe como un gigante cananeo que ayudaba a los viajeros a atravesar el vado llevándolos
sobre sus hombros; este oficio de vadeador era necesario en una época
en que escaseaban los puentes. En una ocasión ayudó al Niño Jesús
a cruzar el río. Sorprendido por el peso que llevaba, y que
aumentaba a medida que se sumergía en el agua, el Niño le explicó al vadeador
que Él cargaba con el peso del mundo, con sus pecados. El pequeño Jesús
le dijo que era Cristo -a quien el santo buscaba- y que ayudando a
quienes necesitaran cruzar el río lo estaría ayudando a Él.
También le dijo que si fijaba en la tierra la vara seca que llevaba
por báculo, florecería y hasta tendría frutos. Efectivamente, la
vara plantada en la tierra a la mañana siguiente se había convertido
en una esbelta palmera.
El vadeador fue
bautizado con el nombre de Cristóbal y se le encomendó la prédica.
De acuerdo a la tradición, Cristóbal fue bautizado en Antioquía.
Fue un predicador elocuente. Se considera que Cristóbal portó a
Cristo de cuatro maneras: en los hombros, en los labios, en el
corazón y -en su martirio- en todo el cuerpo.
El emperador Decio
ordenó perseguir a los cristianos. Cristóbal se negó a sacrificar a
falsos dioses y fue martirizado. Se lo sometió a diversos suplicios,
que no lograron darle muerte: fue flagelado, se le colocó un casco
candente, fue tendido sobre una parrilla y fue asaetado. Ninguna
flecha dio en el blanco; pero una hizo perder un ojo a Dagón,
prefecto de Licia a cargo de la ejecución de Cristóbal. Al saber
que sería decapitado, Cristóbal le dijo a Dagón que se ungiera el
ojo herido con un poco de su sangre, ya que así sanaría y
reconocería a su creador. Dagón hizo lo indicado por Cristóbal,
recuperó la vista y se convirtió al cristianismo.
* * *
San Cristóbal es
el patrono de los viajeros y trabajadores del transporte, de los
marineros y barqueros; su patronazgo alcanza especialmente a todo lo
que implique riesgo en tránsito en vida o hacia la muerte. La ciudad
de La Habana, capital de Cuba, lleva su nombre, ya que fue fundada
como San Cristóbal de La Habana. San Cristóbal es patrono de
diversas ciudades hispanoamericanas y también alemanas, como
Brunswick y Stuttgart.
Iconografía y mitología
En diversas
tradiciones se atribuyen a San Cristóbal los nombres Ofero, Réprobus
o Relicto, antes de su conversión. Era un hombre de singular tamaño,
o al menos contaba con fuerza suficiente como para desempeñar su
oficio de vadeador. En una antigua leyenda, según la cual el santo
habría nacido en una tribu norafricana, se le atribuyen por su
fisonomía rasgos de cinocéfalo, lo que dio origen a la
representación oriental de la cabeza de perro.
San Cristóbal cinocéfalo (ícono). Crédito: Wikipedia. |
Se dice que antes
de su conversión, Ofero quería servir a Jesús, ya que había
sabido que era tan poderoso que hasta el demonio temía la sola
mención de su nombre. Comenzó a vagar preguntando cómo podía
servir a Jesús, hasta que un ermitaño le dijo que cerca había un
río en el que morían muchos que intentaban atravesarlo; y que con
su estatura y fuerza él bien podría pasarlos de una orilla a la
otra cargándolos sobre sus hombros, y de ese modo hallaría la
respuesta que buscaba. Ayudado con una vara gruesa, Ofero comenzó a
desempeñarse como vadeador, y allí transportó al Divino Niño.
Hay diversas tradiciones en torno a la
vida de San Cristóbal, y una iconografía que varía en Oriente y
Occidente. Considerando la iconografía disponible, hay rasgos que
permiten establecer una semejanza entre la representación del santo
y elementos de la mitología clásica y pagana, transmitidos en la
cultura popular a través de imágenes y relatos.
- En la iconografía de Oriente hay representaciones de San Cristóbal que asemejan su figura a la de Anubis, dios egipcio encargado de conducir a los muertos a la otra vida, que con frecuencia se representaba como un hombre con cabeza de perro.
- En la iconografía de Occidente se representa a San Cristóbal como un vadeador que lleva al Niño Jesús a cuestas. Esta figura guarda semejanza con la representación de Eneas -héroe troyano, hijo del príncipe Anquises-, llevando a sus espaldas a su anciano padre, en la mitología grecorromana.
- En cuanto al significado iconológico, es decir, a las funciones simbólicas que revela la iconografía, el oficio de vadeador que transporta a los viajeros de una orilla a otra del río, recuerda al barquero Caronte, que transportaba a las almas a través de la laguna Estigia en la mitología griega.
- Por su fortaleza física y moral, la representación de San Cristóbal recuerda al Hércules (Heracles), héroe de la mitología griega, quien tuvo que superar sucesivas pruebas (trabajos) para lograr sus objetivos; lo propio hizo San Cristóbal, que con el ejemplo de su vida y los sucesivos suplicios del martirio salvó su alma.
- En la mitología griega, Hermes era un dios conductor de almas y patrono de los viajeros, y la iconografía lo representa a veces cargando al niño Dioniso, al que transportó por mandato de Zeus para ser criado por las Ninfas.
- El hecho de que la iconografía representara a San Cristóbal cargando a Cristo, y con él, el mundo en sus hombros, asemeja la figura del santo a la representación de Atlas, el titán que tenía que cargar sobre sus hombros los pilares que mantenían la Tierra (Gea) separada de los cielos (Urano), por castigo de Zeus.
Para algunos autores, estas
coincidencias pueden postularse como préstamos iconográficos,
resignificados por la tradición cristiana. Como sea, en la
iconografía cristiana se destacan como atributos del santo el hecho
de ser un facilitador en el tránsito -en la vida y en la muerte-
y un vencedor en todas las pruebas, con la gracia de Dios.
Más sobre la iconografía de San Cristóbal:
Catorce Santos Auxiliadores
Los Catorce Santos Auxiliadores son
venerados en la Iglesia Católica como intercesores eficaces contra
diversos peligros que pueden presentarse en la vida. El culto a estos
santos cobró especial impulso en el siglo XIV, en la región de la
Renania (Alemania), probablemente como consecuencia de la peste negra
(peste bubónica), que asoló a Europa en ese tiempo; sin embargo,
estos santos eran reverenciados juntos desde el siglo IX.
Lo Catorce Santos Auxiliadores son:
San Acacio, mártir, invocado
contra los dolores y males de la cabeza.
Santa Bárbara, virgen y mártir,
invocada contra la fiebre y la muerte súbita. También se pide su
protección en las tormentas eléctricas.
San Blas, obispo y mártir,
invocado contra los males de la garganta y del sistema respiratorio.
Santa Catalina de Alejandría,
virgen y mártir, invocada contra la muerte súbita y los problemas
del habla.
San Cristóbal, mártir,
invocado contra la muerte súbita, las pestes y los peligros durante
viajes.
San Ciríaco, diácono y mártir,
invocado contra la tentación a la hora de la muerte.
San Dionisio de París (Saint Denis,
en francés), obispo y mártir, invocado contra los dolores y
males de la cabeza.
San Erasmo, obispo y mártir,
invocado contra las enfermedades intestinales.
San Eustaquio, mártir, invocado
contra la discordia familiar.
San Gil Abad (San Egidio, en
italiano), ermitaño y abad, invocado contra la peste, y para
hacer una buena confesión.
San Jorge de Capadocia, soldado
y mártir, invocado para conseguir la curación de los animales
domésticos.
Santa Margarita de Antioquía (Santa
Marina de Antioquía, en la Iglesia Ortodoxa), virgen y mártir,
invocada durante el parto y contra los ataques diabólicos.
San Pantaleón, obispo y mártir,
invocado por los médicos.
San Vito (Saint Guy, en
Francés), mártir, invocado contra la epilepsia.
Con excepción de San Egidio abad,
todos fueron mártires.
La Virgen, especialmente en la
advocación de María Auxiliadora, es invocada en petición de
socorro.
El principal templo para la devoción
de los Catorce Santos Auxiliadores es la Basílica
de Vierzehnheiligen, en Alemania.
Basílica de Vierzehnheiligen (Alemania). Crédito: Wikipedia. |
El papa Pablo VI
revisó el Calendario General Romano para la veneración universal y
en 1969 estableció que en el Calendario Católico Romano de Santos
se abandonarían las celebraciones individuales de San Jorge, Santa
Bárbara, Santa Catalina de Alejandría, Santa Margarita de Antioquía
y San Cristóbal, entre otras, alegando que la historicidad de la
vida de esos santos no estaba suficientemente documentada. La
modificación implicaba considerar que el culto a estos santos y sus
celebraciones individuales de acuerdo al santoral dejaban de ser
obligatorias y oficiales. Permanecen, sin embargo, en la tradición;
cuentan con numerosos patronazgos, milagros atribuidos a su
intercesión y templos en su honor. Se permite la representación
iconográfica de estos santos y la veneración de los fieles, pero
desde 1969 la Iglesia no promueve oficialmente su culto.
En 2004, el papa
Juan Pablo II restituyó para el 25 de noviembre un memorial opcional
para Santa Catalina de Alejandría, cuya voz fue oída por Santa
Juana de Arco, también mártir.
A pesar de las
modificaciones romanas, el culto a San Jorge, Santa Bárbara, Santa
Catalina de Alejandría, Santa Margarita de Antioquía y San
Cristóbal se mantiene entre los fieles. Los mártires siempre han
sido, para los cristianos, testimonio de la fe verdadera. Así rezaba
Isabel la Católica, dispuesta a morir como ellos:
Oración de Isabel la Católica
Tengo miedo, Señor,
de tener miedo
y no saber luchar.
Tengo miedo, Señor,
de tener miedo
y poderte negar.
de tener miedo
y no saber luchar.
Tengo miedo, Señor,
de tener miedo
y poderte negar.
Yo te pido, Señor,
que en Tu grandeza
no te olvides de mí;
y me des con Tu amor
la fortaleza
para morir por Ti.
que en Tu grandeza
no te olvides de mí;
y me des con Tu amor
la fortaleza
para morir por Ti.