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martes, 24 de febrero de 2015

Billón y millardo en español

En español, un billón equivale a un millón de millones: (1012), es decir: 1 000 000 000 000. La palabra billón puede generar confusiones especialmente en contextos de traducción del inglés americano o del portugués de Brasil. En estas lenguas el equivalente a billón designa mil millones.

La RAE (DPD) define billón del siguiente modo:

billón. Voz procedente del francés billion, ‘un millón de millones (1012)’. Es inaceptable su empleo en español con el sentido de ‘mil millones’, que es el que tiene la palabra billion en el inglés americano. Para este último sentido, debe emplearse la voz millardo, procedente también del francés, o la equivalencia española mil millones.
 
A fines de 1995, la RAE aprobó el uso de la palabra millardo para designar el equivalente a mil millones, es decir, 1 000 000 000 (109). El DPD recomienda el uso de esta palabra para designar el valor de mil millones:

millardo. Adaptación gráfica de la voz francesa milliard, ‘mil millones (109)’[...]. Es voz de reciente incorporación al español, cuyo uso es recomendable para desterrar el empleo de la palabra billón con este sentido, calco rechazable del inglés americano y que puede dar lugar a peligrosas confusiones.


El uso de la palabra millardo genera, sin embargo, más resistencias que adhesiones y en general en España e Hispanoamérica sigue prefiriéndose la expresión mil millones.

Como lo indica la correspondiente entrada del DRAE, millardo es un vocablo empleado en Economía: Un millardo de pesos (mil millones de pesos). Pero si bien el término millardo suele usarse para referirse a la unidad monetaria que corresponde a mil millones, el uso de este vocablo no es exclusivo del ámbito de la Economía.

La iniciativa de la adopción del término millardo surgió de quien era presidente de Venezuela hacia 1995, Rafael Caldera, miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. El fundamento era que en español no se usaba un vocablo específico para designar mil millones, y que se hacía recomendable introducir uno para evitar que la palabra inglesa billion (que en inglés americano equivale a mil millones) se tradujera por billón y afectara la numeración vigente en los países de habla hispana, generando confusión.
 
La palabra millardo es importada del francés (al igual que billón) y no tiene arraigo ni tradición en España ni en Hispanoamérica, con excepción de Venezuela, donde es de uso corriente en los medios masivos de comunicación. También en Colombia cuenta con cierta frecuencia de uso.

Millardo proviene del latín milliardum, y presenta términos equivalentes en otras lenguas además del francés: miliardo (italiano), milliard (inglés) y Milliarde (alemán).


Hiperinflación en Alemania (República de Weimar, 1923). Billetes bancarios de un billón de marcos (mil millardos) y de cinco billones de marcos (cinco mil millardos)

El término millardo no ha tenido difusión masiva fuera de Venezuela y es desconocido por gran parte de la comunidad hispanohablante. Entre quienes lo conocen, su uso no genera muchas adhesiones, por razones diversas:

- Se lo considera un calco de uso innecesario. Se prefiere seguir usando la expresión mil millones, que no es ambigua y es entendible por todos.
 
- Se trata de una palabra sin tradición en el español ni arraigo alguno entre la enorme mayoría de los hispanohablantes.

- Millardo no forma parte de la nomenclatura de los números, como decena, centena, millar, etc.

Un argumento en favor del uso de millardo es que llenaría, precisamente, ese vacío en la escala numérica, al aportar un término específico donde no lo había, y esto contribuiría a evitar la traducción de billion (inglés americano) por billón. Sin embargo, cabe objetar que el uso de millardo no necesariamente resolvería el problema de la traducción del billion del inglés americano. La cuestión a resolver no es cómo los hispanohablantes debemos referirnos a “mil millones”, sino cómo traducir el billion anglosajón o su equivalente en otra lengua. En otras palabras, la duda para el traductor es cuándo “billón” (billion, bilhão) significa “mil millones”, como ocurre con el inglés americano o el portugués de Brasil, a diferencia del uso mayoritario en Europa e Hispanoamérica. El uso de millardo en lugar de mil millones no contribuye a aclarar esta cuestión y debido a su falta de tradición y escasa difusión resulta extraña para los propios hispanohablantes, generando incluso confusión donde antes no la había.

En el inglés americano el billion equivale a mil millones, no a un millón de millones, como en casi toda Europa e Hispanoamérica. Se trata de un vocablo de uso relativamente frecuente, cuya mala traducción cambia de manera notable el significado del texto meta. Billion es un falso amigo para el traductor, y el uso de millardo no necesariamente simplifica las cosas.

Hay países que tienden a adoptar el equivalente a billón para designar mil millones, como el Reino Unido, y, con matices, Portugal e Italia. Es importante que el traductor tenga claro cuál es el referente, es decir, la cantidad que designa el vocablo que va a traducir; teniendo claro esto, puede expresarlo en millardos o en miles de millones, y si es conveniente, combinar cifras con letras. Por ejemplo, para expresar en español las siguientes ideas desde el francés (a.) o desde el inglés americano (b.):

a. El país se endeudó en dos millardos de dólares (milliards franceses);

o bien

b. *El país se endeudó en dos billones de dólares (billions estadounidenses)

---> Puede decirse que El país se endeudó en dos millardos de dólares; pero será más claro decir que El país se endeudó en 2.000 millones de dólares (dos mil millones de dólares), y resultará comprensible para toda la comunidad hispanohablante. En los ejemplos a. y b. la cifra en español es la misma: 2 000 000 000. Naturalmente, en b. sería un error traducir billions por billones: el referente de 2 billions sería “dos mil milllones” (dos millardos).




Es recomendable que los lectores estén atentos al enfrentarse a textos traducidos que incluyan cifras enormes o infinitesimales. Si leemos, por ejemplo, que la población mundial superó los siete billones de habitantes en 2011, seguramente en el texto habrá un error de traducción, ya que la población mundial es de poco más de 7 000 millones de habitantes (siete millardos de habitantes). La diferencia entre billones y miles de millones es enorme, y un error de traducción puede hacer que el texto meta pierda sentido. Asimismo, si leemos que la Tierra tiene 4,6 billones de años de antigüedad, estamos frente a un error. Se estima que la Tierra tiene aproximadamente 4,6 miles de millones de años de antigüedad, una cifra mil veces menor que la anterior. La primera versión sería absurda, si se considera que la antigüedad del Universo es 13.700 millones de años (mucho menos de un billón). Los mismos resultados absurdos pueden obtenerse para las pequeñas cantidades, si se traducen erróneamente expresiones como “partes por billón” sin considerar las diferencias que el uso de la palabra billón puede tener, por ejemplo, en inglés americano y en español.

 
Numeración en Occidente: escala larga y escala corta

El uso de billion como equivalente a mil millones responde al empleo de la denominada escala corta de numeración, de uso en los países de habla inglesa y en Brasil, entre otros.

En Occidente hay dos maneras de nombrar los grandes números: la escala larga y la escala corta. Las dos fueron teorizadas y exportadas por Francia (al igual que las unidades de peso y medida, el gramo y el metro), en épocas distintas. Hay países que adoptan una u otra, e incluso en algunos países se da un uso que no es tan claro.

En la escala larga, para tener el prefijo del siguiente orden se debe multiplicar por un millón.
En la escala corta, para tener el prefijo del siguiente orden se debe multiplicar por mil.

Escala larga:

MIL* / 1 000 / 103
MILLÓN / 1 000 000/ 106
MILLARDO / 1 000 000 000 / 109
BILLÓN / 1 000 000 000 000 / 1012
MIL BILLONES / 1 000 000 000 000 000 / 1015
TRILLÓN / 1 000 000 000 000 000 000 / 1018
MIL TRILLONES / 1 000 000 000 000 000 000 000 / 1021
CUATRILLÓN / 1 000 000 000 000 000 000 000 000 / 1024 

*En español, mil y millar designan la misma cantidad  
(1 000).
Hay mil personas en el concierto. / Hay un millar de personas en el concierto.

La escala larga está vigente en francés, español, alemán, y, con matices, en italiano, entre otras lenguas.
 
Escala corta:

MIL / 1 000 / 103
MILLÓN / 1 000 000 / 106
BILLÓN / 1 000 000 000 / 109
TRILLÓN / 1 000 000 000 000 / 1012
CUATRILLÓN / 1 000 000 000 000 000 / 1015
QUINTILLÓN / 1 000 000 000 000 000 000 / 1018

Es la numeración vigente en Estados Unidos y se ha impuesto a todos los países de habla inglesa. También rige en Brasil, entre otros países.



Históricamente, la escala larga se ha utilizado en Francia desde el fin del siglo XV y se extendió por Europa hacia el siglo XVII, cuando se definió la escala corta. El francés ya usaba la palabra milliard desde el siglo XVIII; luego le siguieron el italiano y el alemán. El inglés de Inglaterra tomó la voz milliard con el mismo significado que en francés, pero recientemente recogen la palabra billion según el uso estadounidense (mil millones).

La palabra billón como equivalente a mil millones fue adoptada en el siglo XVII por una corriente de matemáticos anglosajones, y con el tiempo fue imponiéndose en distintos países.


Es importante que los traductores verifiquen cuál es la cantidad designada en el texto fuente, y luego busquen el correspondiente equivalente en la lengua meta. Para añadir un elemento de complejidad a la cuestión, es preciso considerar que el término billón ha variado en la segunda mitad del siglo XX en algunos países:

- Francia propuso volver a la escala larga en 1948 en la Conferencia Internacional de Pesas y Medidas, y confirmó su elección en 1961.

- El Primer Ministro Británico Harold Wilson anunció a los Comunes en 1974 que su gobierno adoptaba la escala corta y el uso del billón como los Estados Unidos; fue seguido por los demás países alglosajones en la década de 1990.

- En 1994 el gobierno italiano confirmó la adopción del billón de la escala larga y el millardo. El uso popular oscilaba entre las dos escalas.


Uso de la palabra millardo

En su Diccionario de usos y dudas del español actual, José Martínez de Sousa se refiere a la aprobación del neologismo millardo por la RAE en los siguientes términos:

“Al parecer, la Academia acogió esta palabra en diciembre de 1995 con el significado que se apunta, a propuesta del académico venezolano Rafael Caldera, a la sazón presidente de este país. Es un error. La palabra millardo, crean lo que crean los académicos, no viene a resolver el problema del billón norteamericano, sino más bien a complicar las cosas. La duda no radica en utilizar la grafía mil millones o millardo, sino en saber cuándo billón significa 'mil millones', según el uso norteamericano, y cuándo 'un millón de millones', según el uso mayoritario en Europa. Utilizar uno u otro término sería indiferente si no fuera porque millardo es una palabra de origen extraño que no necesitamos en absoluto”.
 
Hay palabras no incluidas en el DRAE que presentan cierta frecuencia de uso y que luego son aprobadas e incorporadas al diccionario. El caso de millardo resulta desconcertante para la comunidad hispanohablante porque se ha seguido el recorrido inverso: en lugar de incluirse un neologismo surgido del uso, el diccionario propouso un neologismo con la aspiración de que luego pasara al uso efectivo. Tal vez este recorrido poco natural contribuya a la impopularidad del término millardo.

La adopción del término millardo introduce una modificación a nivel del léxico que afecta el dominio de las matemáticas y ciencias en las que se haría frecuente la utilización de esta unidad. Con más razón la adopción del neologismo debería acompañarse de una difusión mayor de la que por el momento tiene.

Si bien millardo fue aprobado por la RAE y su uso es incluso recomendado por el DPD, varios manuales de estilo recomiendan seguir empleando mil millones (por millardo) y miles de millones (por millardos).

Para algunos, millardo es un galicismo innecesario; para otros, un vocablo que aporta precisión a la escala numérica. Para la mayoría de los hispanohablantes es, simplemente, un término desconocido.